miércoles, 5 de mayo de 2010

Materia orgánica


— ¿Tampoco lo pasábamos tan mal, verdad cariño?

— No. Fueron otros tiempos, ya sabes. Tú todavía tenías aquel coche viejo y yo, mírame, mírame en estas fotos.

— Estabas preciosa. Lo primero que hacías al salir de casa siempre era ponerte aquella cosa en el pelo.

— Esa pequeña diadema roja te volvía loco.

— Sí, lo recuerdo bien. Aquella cosa eras... tú.

— Mi madre me decía que no tenía edad para llevar esas cosas. Pero si me viera ahora...

— Las cosas cambian.

— Todos cambiamos. Ya sabes, la casa, los amigos, el lugar donde compramos el periódico...

— Estuvo bien.

— Ya lo creo... Pero pasó.

— A veces me pongo a recordar todo aquello, y lo recuerdo como una noche de resaca. Ya sabes, como uno de esos sueños que no sabes si han sucedido realmente.

— Sucedió. Tú y yo estuvimos allí. Por eso siempre te recordaré, cariño, lo sabes. Sabes que siempre tendrás eso.

— Siempre he sabido que compartimos días inolvidables. También muchos cubos de basura. Pero la basura no existiría si no fuera el desecho de lo que disfrutamos, ¿verdad?

— Lo disfruté mucho, cariño. Lo disfruté de veras. Y ahora mírame vestida con toda esta ropa. Llevo una falda de rayas. ¡Una falda de rayas, joder!

— Te ves sexy con ella. Una mujer... importante.

— Eso es lo que dicen que soy. Importante.

— Siempre fuiste importante.

— Pero no de esta manera. Ya sabes. Importante.

— ¿Cómo te sientes?

— Como si hubiera alcanzado un éxito circunstancial.

— Entiendo.

— Pero qué digo, yo me lo busqué. Este ha sido mi objetivo. Aunque me haya dejado muchas cosas por el camino.

— Debes conducir con cuidado, cariño. Simplemente eso. Ten cuidado.

— Tengo tu número de teléfono, ¿no?

— Puedes llamarme cuando quieras. Cuando quieras.

— Bueno, es tarde. Las dos fieras deben de estar preguntándose dónde estará su madre. Espero que hoy no necesiten ningún maldito cuento. Simplemente...

— No te preocupes. Todo estará bien. Saldrás de esta. Los barcos salen a flote, siempre lo hacen. Aunque sea sobre una tabla de madera. Saldrás a flote. Todos lo hacemos. Y si no...

— Sé dónde encontrarte. Lo sé. Aunque haya pasado tanto tiempo. Aunque... no sé, aunque sólo seas una extraña resaca.

— Seguiré aquí. Seguiré aquí con todo esto. Aunque ya no lleves esa cosa en el pelo.




Imagen:
Keith Davis Young

1 comentarios:

Snsoken dijo...

Es de mis favoritos, indudablemente.