lunes, 3 de mayo de 2010

Ratas



— Hay que ver cómo se puso cuando le dije que no tenía personalidad.

— ¿Y ella qué te dijo?

— Que no la conocía enfadada. Eso es lo que dicen todas. ¿Cómo voy a conocerla enfadada si hacía 5 minutos que la había conocido?

— ¿Pero se enfadó?

— Ya lo creo. Me dijo que ni las ratas querrían acostarse conmigo.

— ¿Pero quién iba a querer acostarse con una rata?

— Eso es lo que yo le dije. "¿Para qué quiero acostarme yo con una rata? No lo entiendo".

— ¿Entonces? Sigue.

— El caso es que la tipa se ponía cada vez más y más nerviosa. Y todo eso lo había conseguido yo solo. Así que le dije que me iba, y me fui.

— ¿Así sin más?

— Sí, así sin más.

— ¿Entonces cómo conseguiste acostarte con ella?

— Porque justo cuando me iba me agarró del brazo y me dijo, atento a esto, que "no era tan feo".

— ¿En serio?

— Como lo oyes.

— Continúa.

— Yo le dije que no era feo en absoluto. Que simplemente no tuve suerte en el momento de la creación. Nada más. En esta vida todo es cuestión de suerte, ¿no crees?

— Y de estrategia.

— Y de estrategia, claro. Pero bueno, supongo que la mala suerte de ser un tipo corriente también te convierte en un tipo especial. Creo que aquel rollo de las ratas le resultó gracioso...

— Eres mi ídolo.

— Lo sé. El caso es que después salimos fuera y... bueno, el resto ya lo conoces.

— Ya lo creo, menudas marcas. Échate alcohol.

— ¿Alcohol en los arañazos?

— Sí.

— Eso tiene que doler, tío... Menuda resaca.



Imagen: Filmeweb

1 comentarios:

Nil Ventós Corominas dijo...

no tuve suerte en el momento de la creación!!jajaj qué grande!