sábado, 1 de octubre de 2011

Un zapato

La noche en que la conoció era un 6 de enero. Día de Reyes. La vio buscando un zapato debajo de un coche, se agachó y le preguntó si le podía ayudar, antes incluso de saber si la cabeza que se ocultaba bajo el coche era la de una chica atractiva. Tuvo suerte. "Parece que los Reyes se han adelantado conmigo y me han traído mi primer regalo", dijo ella, sacando de los infiernos el zapato. "¿No me vas a felicitar?", le preguntó después. "Sí, claro, claro, felicidades. Os encantan los zapatos, ¿verdad?". "No, hombre. Es que hoy es mi cumpleaños". "Ah. Oh. ¡Felicidades!", atajó él, intentando abrazarla en la felicitación, estableciendo la primera toma de contacto, oliendo, besando con ruido en la mejilla derecha. Después ella se le quedó mirando. Era el principio de una escena romántica. Lo había visto en las películas. La primera vez de algo. Un aniversario. Algo así. Pero él no hizo nada. Se despidió, le deseó de nuevo un feliz cumpleaños y pidió que los Reyes tuvieran benevolencia con ella. Luego se fue. No tenía tanto dinero. Se agobió con la idea de pensar en un aniversario que coincidiera con el día de Reyes.

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