— Cariño, ya lo sabes. Te lo he dicho muchas veces. Eres demasiado posesivo.
— ¿Yo? ¿Por qué? ¿Posesivo?
— Sí. Siempre, desde el día en que te conocí. ¿Yo no soy tú, sabes?
— Pues claro que no eres yo. Tú también te afeitas la barba, sí. Pero claro que no eres yo. No sé de dónde te sacas todo eso. Conmigo tienes total libertad.
— Es mentira, me controlas todo, hasta mis gustos.
— Que no, que no controlo tus gustos. Simplemente... los educo.
— Ves, siempre dices cosas así. Con ese tonito. Pues yo no soy tuya, ¿sabes? Y sí, eres demasiado posesivo.
— Es que... simplemente... el pack de El Señor de los Anillos es mío, ¿sabes? y no te lo dejo. Punto.
Imagen: El otro ilustrador
viernes, 4 de febrero de 2011
Posesivo singular
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