Le abrió la puerta al salir. Le dio besos al llegar a casa. Le hizo la cena. Fregó los platos. Condujo durante más de seis horas hasta Barcelona. Intentó no pisar los baches para que no se despertara. La llevó a conciertos de grupos que no conocía. Le dijo que su arroz estaba muy bueno. Que el vestido le quedaba muy bien. Le subió en brazos por las escaleras. Dejó de ver el fútbol los fines de semana. Vio series de mujeres desesperadas. Le colgó para llamarle él. Le dio la razón en varias discusiones. Le dijo que le seguiría al fin del mundo. Le prometió que bebería menos. Le dijo que se lo había pasado bien con sus amigas. Pagó las entradas del cine. Se fue a casa antes de tiempo. Le acompañó hasta la puerta. Vio cómo ella se quedaba dormida con su película favorita. Le dio igual contagiarse con un beso. Le dio su abrigo en una noche heladora. Le dijo que aquella chica no era para nada atractiva. Le contó cosas que nadie sabía. Votó a un partido diferente. Le dio suaves y prolongados masajes. Nunca gritó. Aceptó nombres ficticios horribles para sus hijos. Puso en Facebook que tenía una relación sentimental con ella. Le escribió poesía. Se gastó dinero en un candado. Le dejó toda la manta para ella. Aceptó un día malo. Le llevó a cenar. Le escuchó con paciencia. Le cogió de la mano. Le dijo que dejarle había sido la decisión más difícil de su vida.
lunes, 16 de enero de 2012
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