Los han soltado en medio de la oscuridad. Van con los ojos vendados. Andando despacio. Muy lentamente. Con sus brazos extendidos y sus sentidos alerta. Tratando de palpar el miedo de lo desconocido. Cada uno por su lado. Durante horas. Hasta que cansados, y sin saber dónde están, sienten el brazo de otra persona. Que les agarra, que les acaricia la cara, que les abraza. Que les hace sentirse a salvo, en medio de esa profunda y oscura soledad.
sábado, 23 de junio de 2012
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