Siempre me llamó la atención un detalle material, observable en casi todos los establecimientos modernos de bebidas: la desaparición de la mesa, reemplazada por la barra, el bar. La mesa, círculo mágico, o rectángulo bien medido, es figura geométrica perfecta y símbolo de una actividad social básica: la convivencia, la comunicación de los que se acomodan en torno suyo, los bien llamados comensales. Siéntese a una mesa a cuatro personas, provéaseles de sendos vasos de bebida y de una pruedente porción de tiempo, y se habrá encendido la chispa de una conversación. Estos hombres viven con los demás, conviven. Pero sitúese en un taburete sin respaldo, en un mostrador, en la famosa barra, a un humano. No está de cara a ningún prójimo, nada le incita a hablar, y encerrado en sí, sin más horizonte que su vaso y la botella, bebe y calla en tristísima soledad.
Fragmento extraído de "El defensor" (1954), de Pedro Salinas
Imagen: Famousdc.com
1 comentarios:
Por eso odio las discotecas
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