Nietzsche comprendió que los hombres, para ser felices, tenían que saber prescindir de una moral que les esclavizaba. Frente a la resignación, el superhombre sería el que crease un nuevo sistema de valores. La moral nietzschiana despreciaba los valores tradicionales, consideraba que sólo los hombres más débiles de voluntad se sometían a ellos. Lo malo de este concepto es que está limitado de entrada, ya que se trata de una reacción contra la trascendencia del cristianismo, por lo que comete el error de fundamentarse únicamente en lo material. Y la máxima evolución del hombre no puede darse cuando acepta la realidad. Sería más apropiado decir que el hombre llega al máximo grado de hombre cuando es capaz de crear una realidad, de dotarla de unas reglas y después reírse de ellas. Después de aquel estadio de creación improductiva que el filósofo alemán equiparaba con el de un niño, yo me quedaría con el que debería ser su siguiente paso: el coyote.
El coyote no necesita de otros, suele cazar en solitario, es autosuficiente. Por las noches, su figura se alza imponente, perfilando la luna encima de una colina, su púlpito. Y aúlla. Un grito de guerra que le proyecta varios kilómetros a la redonda, y luego se camufla con el paisaje para evitar que los humanos le vean. Quizá por esto, en la mitología de los indígenas americanos, era un personaje traicionero y a la vez el creador del mundo. En sus mitos, el dios Coyote traía el fuego al hombre y se acostaba con su esposa impregnándola de su olor para que todos la reconocieran. Probablemente dotó a los humanos de un extraño sentido del gusto que les impedía deleitarse con las excelencias divinas, y así ahora el coyote puede vivir en los vertederos alimentándose de desperdicios. Como ya tiene la vida resuelta, después de burlarse de los hombres se distrae luchando contra otros depredadores o contra la naturaleza, como cuenta aquella leyenda del coyote que trataba de adelantar corriendo a un río.
Los hombres no hemos podido igualar al coyote hasta ahora. Hace pocos años creamos otras realidades en Internet como Second Life, donde trece millones de almas alcanzan la plenitud humana. Para empezar, el usuario puede configurar a su personaje como le dé la gana. Esa máscara vive en un mundo de posibilidades ilimitadas, desde convocar manifestaciones a tener sexo virtual. Se puede comprar (con dinero del mundo físico) ropa o casas para lucirlos delante de los personajes de otras personas con las que el jugador nunca habría tenido intención de tratar. Permite hacerlo todo sin repercusiones fuera de la pantalla, siendo irresponsable e incoherente. Lo mejor de este universo autónomo es que prescinde de reglas inútiles y, por ejemplo, los personajes se pueden desplazar volando. Así es como el hombre se vuelve más poderoso que nunca, volando sin alas ni motor hacia ningún fin en concreto. Quizá sea como ese instante de los dibujos animados en el que la gravedad espera a que el coyote se dé cuenta de su error antes de dejarle caer en picado. Según la leyenda, después de adelantar al río, el coyote sufrió un paro cardiaco.
3 comentarios:
Don Pablo cómo me he alegrado al verte participar aquí!! No he leído más que el primer párrafo porque ya me enseñaste este escrito en Larraona. Pero de antemano ya sé que eres un gran fichaje. ¡ Menudos duelos nos esperan! Eso sí espero que correspondas mi alegría leyendo lo que yo escriba, y de paso comentando algo, aunque sea para saber qué tal estás por allí.
Aún no me creo que consiguieras huir con vida de España, creo que no te imaginas cuánto revuelo se ha organizado en todas las esferas sociales al verse publicada la primera parte de " Sir Artistu". Pero si para algo sirven las injusticias, es para engrandecer a quienes las padecen. Así que continúa en la lejanía contando aquella gran historia, que algún día hará mella y verdad en este país, tu país.
Mientras tanto, me encargaré de organizar la gran victoria de nochevieja. Tu escribe lo que tengas que escribir, que yo siempre estaré esperando tu llegada. Como siempre, apoyado en la barra en la que a gente como tú no se le llama " Forastero". La barra del Win.
Debiera leerse a Nietzsche para poder resumir su filosofía.
Don Pablo, Don Pablo, Don Pablo, ...
Dos de cada dos filósofos encuestados dan por válido o muy válido el resumen el resumen.
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