— Mira esa chica.
— ¿Cuál?
— Esa de allí.
— ¿Qué le pasa?
— Es guapísima.
— No está mal.
— Se parece a tu novia.
— ¿Qué?
— Se le da un aire.
— Si tú lo dices…
— ¿Puedo ir a hablarle?
— ¿Que si puedes?
— Sí.
— ¿Por qué me pides permiso?
— No sé. Ya sabes, se parece a tu novia.
— Puedes ir si te apetece.
— ¿Seguro que no te molesta? Quiero decir, es tu novia.
— No, no es mi novia.
— Pero como si lo fuera.
— ¿Como si lo fuera?
— Sí. Ya sabes… ¿cuál es la diferencia?
— Que no es mi novia.
— ¿Entonces, puedo ir a hablarle?
— Claro.
— ¿Seguro?
— Joder, ahora ya no lo sé. ¿Es que te gusta mi novia?
— Nunca me lo he planteado. Ya sabes, es tu novia.
— Pero si pudieras besarla la besarías, ¿verdad?
— No, hombre. Yo creo que cada persona es diferente.
— Acabas de decir que sería como besarla.
— Ya lo sé, pero…
— Cállate, aquí viene.
— …
— ¿Sandra? No te había reconocido. ¿Qué tal cariño?
Imagen: PTGreg
miércoles, 17 de febrero de 2010
Dos por uno
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4 comentarios:
Me ha sacado una carcajada. Grande Txemi!
basado en hechos semireales (o algo así)
He hecho una mueca
¡Qué maja esa Sandra!
Grande, Txemi
Gracias a todos. Yo también os amo y os quiero.
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