Nos encantan los polos opuestos, las decisiones tomadas a cara o cruz. Decantarse por algo sea como sea. Elegir un bando o una bandera bajo la cual se cubren con pasión millones de personas que, desde sus trincheras, observan y critican las actitudes del bando contrario. Sin importar quién haya en medio: civiles, indecisos o mujeres que van a comprar el pan.
¿Eres de izquierdas o de derechas? ¿Te gusta el Nesquik o el Colacao? ¿Real Madrid o Barça? ¿El monte o la playa? ¿Nacionalismo español o vasco? Responde, responde, responde. Posiciónate. Elige el símbolo de la quiniela donde no se admite las equis. ¿Crees en Dios? Sí o no.
¿Y las personas que se encuentran en tierra de nadie? Esas personas no cuentan, no importan. Y no hablamos de relativismo. No se trata de eso. Hablamos de puntos de vista diferentes, personas que se decantan por alternativas distintas. ¿Qué pasa con aquellos que en política no perciben grandes diferencias entre la izquierda y la derecha? ¿Qué pasa con aquellos que no toman Colacao ni Nesquik sino que prefieren café? ¿Y aquellos que son de Osasuna y no les importa lo que haga Cristiano Ronaldo? ¿Qué pasa con aquellos que en verano pasan un mes en la playa y otro en la montaña? Tú responde a las grandes cuestiones, y ya vale de preguntas.
Porque al final acabarás tomando partido. Difícil es encontrar a aquellas personas que sepan apreciar tu término medio. Aquellas que, por ejemplo, sepan distinguir que la defensa del euskera no significa ser abertzale, sino que defender un idioma es algo que ayuda a mantener una cultura excepcional. El euskera no es el culpable de haber sido utilizado como un arma política. Reducirlo todo a intereses partidista no ayudará nunca.
Tampoco uno es españolista si le gusta ver los partidos de la selección y vibrar como nadie si Cesc Fábregas mete un gol que nos lleva a las semifinales. Lo que pasa es que este país está lleno de prejuicios que no nos dejan avanzar y nos detienen en un punto muerto sin sentido que deja sin voz a aquellas personas que no toman partido en los grandes debates nacionales. Este país necesita consenso y gente capaz de encontrar lugares comunes. Gente que aprecie el término medio. Personas que miren con responsabilidad global los intereses de quienes les rodean. Porque no todo el mundo está dispuesto a elegir entre la cara y la cruz. Hay muchas personas que a veces prefieren marcar una equis.
Imagen: 06flickr06
¿Eres de izquierdas o de derechas? ¿Te gusta el Nesquik o el Colacao? ¿Real Madrid o Barça? ¿El monte o la playa? ¿Nacionalismo español o vasco? Responde, responde, responde. Posiciónate. Elige el símbolo de la quiniela donde no se admite las equis. ¿Crees en Dios? Sí o no.
¿Y las personas que se encuentran en tierra de nadie? Esas personas no cuentan, no importan. Y no hablamos de relativismo. No se trata de eso. Hablamos de puntos de vista diferentes, personas que se decantan por alternativas distintas. ¿Qué pasa con aquellos que en política no perciben grandes diferencias entre la izquierda y la derecha? ¿Qué pasa con aquellos que no toman Colacao ni Nesquik sino que prefieren café? ¿Y aquellos que son de Osasuna y no les importa lo que haga Cristiano Ronaldo? ¿Qué pasa con aquellos que en verano pasan un mes en la playa y otro en la montaña? Tú responde a las grandes cuestiones, y ya vale de preguntas.
Porque al final acabarás tomando partido. Difícil es encontrar a aquellas personas que sepan apreciar tu término medio. Aquellas que, por ejemplo, sepan distinguir que la defensa del euskera no significa ser abertzale, sino que defender un idioma es algo que ayuda a mantener una cultura excepcional. El euskera no es el culpable de haber sido utilizado como un arma política. Reducirlo todo a intereses partidista no ayudará nunca.
Tampoco uno es españolista si le gusta ver los partidos de la selección y vibrar como nadie si Cesc Fábregas mete un gol que nos lleva a las semifinales. Lo que pasa es que este país está lleno de prejuicios que no nos dejan avanzar y nos detienen en un punto muerto sin sentido que deja sin voz a aquellas personas que no toman partido en los grandes debates nacionales. Este país necesita consenso y gente capaz de encontrar lugares comunes. Gente que aprecie el término medio. Personas que miren con responsabilidad global los intereses de quienes les rodean. Porque no todo el mundo está dispuesto a elegir entre la cara y la cruz. Hay muchas personas que a veces prefieren marcar una equis.
Imagen: 06flickr06
5 comentarios:
Por más q digan que el punto intermedio es el menos arriesgado, por aquí casi es peor no tomar partido que hacerlo, demostrado.
¿te has pasado a UPyD? xD
Es el gran problema de la sociedad en la que vivimos, estamos tan preocupados de pensar en que nuestras ideas son las correctas que dejamos de pensar en por qué lo son. Y nuestro orgullo nos impide escuchar a los demás, a pesar de que sabemos que podemos aprender muchísimo de ellos.
Sospecho de la persona que no comete errores, que está convencida de sus ideas. Porque deja de tener personalidad propia para adoptar la de esas ideas
Me ha gustado tu artículo Josemi, estoy de acuerdo que necesitamos personas que sean tolerantes y sepan escuchar sin juzgar de antemano, pero todos cometemos errores y nadie es perfecto.
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