— Me duelen las piernas. Necesito beber agua y siento como si viviera en un mundo sin gravedad. Llevo días sin comer. Me rugen las tripas y el corte que me hice la semana pasada no termina de cerrarse. Por las noches tengo frío y me dan miedo las serpientes. Nunca he sabido cómo armar un buen fuego. Hace ya varios días que nuestras conversaciones se traducen en monosílabos inexpresivos y que las tormentas monzónicas acaban con el campamento. Necesito afeitarme y darme una ducha. Tengo salitre por todo el cuerpo y ya no sé cómo limpiarme los dientes. La ropa se me desgarra y tengo miedo de que pronto tengamos que andar por aquí desnudos. No veo el modo de salir de esta isla. No veo el modo de acabar con todo esto.
— Pero por lo demás bien, ¿no?
— Sí, sí. Por lo demás bien.
Imagen: Reflejos.it
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