jueves, 1 de enero de 2009

Solución

Antes de conocer quién ha ganado el jamón vais a tener que leer un poco, si os duele la cabeza por alguna razón misteriosa podéis ir directos abajo.

En primer lugar, la mayoría de la gente que habéis contestado, entre los de aquí y otros en persona, habéis planteado que la clave estaba en ofrecer algo peor a menor precio. ¿Quizá por ser Latinoamérica? Me puedo imaginar que si hubiera hecho esta misma pregunta sobre Japón las respuestas se habrían inclinado por una producción tan eficiente que abarataba costes, y éste es el mismo caso.

Parece lógico pensar que con los avances técnicos los precios bajen, es decir, necesitemos menos tiempo de nuestro trabajo para intercambiarlo por cierto servicio, sin embargo solemos ver precios más baratos en países que cuentan con menor tecnología. Esto se debe en parte a la menor demanda y en parte a los bajos costes de producción.

No obstante, esos costes no se pueden aplicar a todo el producto, cabe esperar que el sueldo del conductor sea menor pero no el precio del autobús o el de la gasolina. El precio de ésta no es que sea menor en Chile (unos 0,60 euros el litro) sino que es mayor en España por los impuestos especiales. Es una ayuda al precio aunque, como vemos, no justifica toda la diferencia.

Me dijo un amigo en Zaragoza que no es bloggero pero que nos lee que era imposible sacar una solución, que cada cual tenía la suya. Esta opinión está bastante difundida, pocos días después de volver yo de Chile aparecía Zapatero por la televisión diciendo que como esta crisis era distinta a las anteriores había que combatirla con medidas distintas.

No sé muy bien qué tendrá está crisis de diferente, es un producto que se vendía más caro de lo que valía por su utilidad real (es decir, se utilizaban los pisos como un dinero con más intereses, como ya se había hecho antes con los tulipanes en Holanda en el siglo XVII, por ejemplo) y cuando se descubre que ese "dinero" na vale nada unos cuantos se arruinan, la demanda se contrae y hay paro, bajan los sueldos...

Ya conocemos la afición que tiene el Presidente por el relativismo, que sin duda está muy bien si estás discutiendo en el bar y al final te quedas sin ideas o te aburres y para zanjar la discusión acabas aceptando que cualquier opinión vale, que sólo hay que saberla mirar bien. Como he dicho, está bien para el bar, pero no para subirse a una tribuna a anunciar un aumento del gasto social para empezar y una subida del sueldo mínimo a los 800 euros al terminar el mandato.

Las soluciones son una o muy pocas. Como algunos saben, soy jugador habitual de Civilization IV, un juego de estrategia por turnos que recorre toda la historia. En un foro sobre ese juego hacen competiciones cada dos meses (son partidas largas) en las que se plantea una situación de salida y se juega la partida para ver qué estrategia aplica cada uno y con qué resultados.

El resultado de la penúltima partida fueron unas 15 victorias de unos 20 participantes, aunque los tres primeros estaban a mucha distancia del resto en puntuación. Preguntados por la estrategia que habían seguido, respondieron que de entrada habían investigado la Forja del Bronce para seguir con la Ganadería mientras construían un trabajador y después un guerrero.

Para que os hagáis una idea, se pueden investigar 8 tecnologías iniciales y de cada una se derivan otras, por lo que la probabilidad de elegir ésas en ese orden sería de una entre 80 aproximadamente. Si además tenemos en cuenta que hay 5 construcciones posibles tenemos que hay 5 x 4 probabilidades de elegir ésa, y mezclándolo todo nos da una posibilidad entre 1600 de seguir ese camino. Si tenemos en cuenta que fueron 3 de 20, las probabilidades serían de 1600 x 1600. Creo que se hace así, de todas formas la cifra es tan aplastante (uno entre 2560000) que no deja lugar a dudas de que no fue casualidad.

Algunos de los que ganaron aducían que había distintas posibilidades estratégicas, que una había funcionado mejor pero que ellos también habían ganado. Frente a la solución, relativismo, imposible de rebatir porque como todo vale... Sin embargo, en la siguiente partida se subió el nivel de dificultad: ganaron 5 de 20, y entre esos 5, casualidad, estaban los 3 con mayor puntuación de la partida anterior. El juego permite ganar aunque sólo se juegue medio bien para no frustar al jugador, pero conforme aumentamos el nivel de dificultad comprobamos que la solución está más cerca de ser una.

En un juego con millones de variables y un buen grado de información que desconocemos (mapa, enemigos...) es bastante tentador decir que las posibilidades son mayores, pero cuando jugamos a un juego de acción más directa, por mucha libertad que nos parezca que ofrece, vemos que la solución es una.

En Santiago había unos cuantos locales con máquinas antiguas y muchos días iba a jugar y a ver jugar (cada cual hace el turismo que le da la gana). En una semana, dos personas que probablemente no se conocían de nada terminaron el Metal Slug de una forma casi idéntica. Cuando un amigo me enseñó el juego hace unos años jugó de una forma muy diferente, pero el asumía que era un juego que no se podía superar sin continuar mientras que los tíos aquellos de las recreativas querían rentabilizar su dinero.

Como podréis suponer a estas alturas, la solución es una: la libre competencia. Mi autobús no era el más cómodo ni iba por autopista, había otras compañías que ofrecían coches-cama o autopista a un precio competitivo, pero no me interesaban. Lo siento, no hay jamón.

3 comentarios:

Henry Fawkes dijo...

Pero un pincho ya nos sacaras o que!!!

Don Pablo dijo...

Claro, un día vamos por lo viejo, pero sólo porque has descubierto un lugar donde la competencia no tiene efecto. En Pamplona con las cosas de comer y beber no se juega.

Henry Fawkes dijo...

Y porque desde hoy ya soy conductor y te puedo llevar a donde quiera... jajajajaj