- Hijo, hoy vas a ver la esencia y cultura de nuestra tradición
- ¡Nunca había estado en una plaza de toros!
- Para todo hay una primera vez. Aquí es donde tu abuelo me trajo cuando yo era pequeño
- Pensaba que habría más gente
- Siempre se llena. Parece que con estas nubes la gente no se ha animado
- Yo he visto por la ventana unas nubes grandes y grises, como esponjitas
- Mira hijo. ¿Ves aquel del capote? Ese es el torero
- ¿Y el toro?
- Observa, aquella puerta
- ¡Menudo bicho! ¡Es precioso!
- Cuando el torero dé un pase, tú grita “Oooooooolé”, ¿vale?
- Vale. ¿Ahora? “Ooooooolé”.
- Así, hijo, así.
- ¡Nunca pensé que un toro fuera tan grande! ¡Qué cuernos!
- Pues fíjate bien ahora. ¿Ves a los caballos?
- ¡Sí! ¿También ellos evitarán al toro?
- Observa, ¡qué arte!
- ¡Papá! ¡Que le están haciendo daño!
- Tú tranquilo, hijo, tranquilo
- ¡Pero sangra mucho!
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- No te preocupes, nació para eso
- ¿Para sufrir?
- Para hacer que otros se divirtieran con su sufrimiento
- Pero yo no quiero verles sufrir. Quiero que les toreen
- Para eso nadie vendría
- ¿Y esos hombres?
- Esos son los banderilleros. Hombres gallardos que se enfrentan al toro de tú a tú, sin temor a la muerte
- ¡Pero es el toro el que tiene miedo!
- Tú sólo disfruta y aplaude, hijo. ¡Ooooooooooolé!
- No puedo, papá… El toro me da pena, no puede defenderse
- Pero hijo, observa cómo esos hombres se enfrentan al animal
- No quiero. Yo no quería que me trajeras a esto. Me da miedo
- Esto es arte, es cultura, ¡la tradición de todo un país!
- Pero papá, ¿cómo se puede presumir de algo así?
- Tú calla, hijo, mira qué maravilla
- No. ¡Me voy a casa! ¡Yo no disfruto con la muerte!
viernes, 6 de marzo de 2009
Pan y Circo
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3 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo. Se habrían de acabar ya las corridas de toro.
Pero a veces me pregunto si no nos gustan tan poco porque también simbolizan una época pasada, a la que no queremos volver.
Nunca entenderé como la gente puede pagar por ver este tipo de espectáculos.
Las plazas de toros ya son un símbolo de la cultura española y las corridas no se prohiben por intereses económicos.
Sin duda, una vergüenza
OLE
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