Estoy escribiendo esta entrada mientras se emite la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, estoy tumbado en la cama de mi cuarto, sin televisión, pasando olímpicamente (perdón por la broma fácil) del mundo.
No puedo acabar ver toda la ceremonia. Me niego. Entre otras cosas, por lo larga que es: ¡tres horas y media! Seamos sinceros, ¿quién puede aguantar este tostón? Hay cosas espectaculares, sí, los tambores del inicio me han parecido espectaculares, pero el resto está siendo un auténtico aburrimiento. Además, no entiendo de la misa la mitad, y los nefastos comentarios de los periodistas de Televisión Española me ponen nervioso. Podrían haber elegido alguien que supiera realmente sobre cultura china, y no tres comentaristas deportivos que van leyendo un guión.
El colofón ha sido la paloma de la paz que han dibujado mil figurantes cuyo cuerpo estaba envuelto en una maraña de bombillas. Seguro que no serían tibetanos. Así de benevolente es el régimen chino, ¿o lo habían olvidado? Sí, China todavía es una dictadura comunista.
Para que no lo olviden, una impresionante lista de prohibiciones espera a los espectadores que accedan a las instalaciones deportivas, además de la alteración de arraigadas costumbres cotidianas, como por ejemplo servir carne de perro en los establecimientos oficiales o no poder salir a la calle en pijama (yo me cambiaria antes de salir, pero se ve que ellos no lo hacen), y la publicación de un folleto donde se recomienda a los oriundos del lugar no escupir en el suelo, portarse bien con los extranjeros, no llevar minifalda y sigue con una sarta de chorradas que parecen salidas de un vodevil.
No obstante, es la fiesta universal del deporte y, claro está, se tiene que adaptar todo al disfrute de las masas occidentales, que esperan ociosas e impacientes poder seguir sus competiciones favoritas. A ver si entre el calor y los juegos se les acaba de secar el cerebro de una vez.
2 comentarios:
Saludos desde Beijing!!
NilVenCor, yo pude ver esa fabulosa gala. Estás cegado por BCN'92. Sin más.
Qué es la vida? Un frenesí.
Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción
y lo más grande es pequeño,
que la vida es sueño
y los sueños sueños son.
One world, one dream.
No estoy cegado por BCN porque apenas he visto nada de aquella gala. Simplemente me parece penoso gastarse 26000 millones de euros en unos juegos olímpicos mientras hay gente muriéndose de hambre. Cuestión de prioridades.
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