En el portal digital de La Vanguardia tienen una sección muy interesante que se llama Lectores corresponsales. Se trata de que seguidores del periódico que están por el mundo escriban al diario para dar su visión de la vida allí y compararla con la de aquí. Por lo general, se encuentran repartidos por el globo y en lugares donde no tienen corresponsales.
Me ha llamado la atención el escrito de un señor que actualmente habita en Finlandia. Trataba, como podréis suponer, sobre la matanza de diez colegiales que ocurrió hace pocos días en aquel país. Además de explicar cómo han reaccionado los medios de comunicación, analizaba por encima la sociedad finlandesa. Uno de los puntos que más me ha llamado la atención ha sido cuando describía su forma de beber, transcribo y traduzco (del catalán): “lo que nos diferencia es la manera de beber, nosotros bebemos socialmente, lo disfrutamos, ellos, en cambio, se lo beben todo enseguida, hasta caer borrachos”.
No sé cuánto tiempo hará que este señor esta fuera de aquí, pero, sinceramente, esta comparación la podríamos haber hecho al revés y quizá nadie notaría la diferencia. Es cierto que aquí abajo existe la llamada “cultura del vino”, y no es nada raro beber una cerveza o un vaso de vino para comer, a media tarde, etc. Sin embargo, esto no se puede aplicar a los jóvenes.
Los botellones que se organizan todos los fines de semana no son para disfrutar del alcohol (que se puede disfrutar) sino para caer borracho hasta casi perder el conocimiento. Yo mismo he participado, y participo, en estos botellones, pero no me gusta nada como método de relación. Creo que el alcohol no (sólo) sirve para emborracharse, sino que es una bebida más. Aunque, eso sí, puede causar un efecto que te permita disfrutar de determinados momentos y provocar un estado de la mente desconocido hasta aquel momento.
viernes, 26 de septiembre de 2008
El alcohol de Finlandia
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