lunes, 8 de septiembre de 2008

Heart runs faster than head




El muchacho tenía un cierto parecido a Homer Wells, aunque éste último no llevaba gafas. En cambio el muchacho tenía unos cristales tan gordos que sus ojos parecían dos grandes manzanas de muy buen ver. Aunque en el colegio, al contrario de lo que cabía esperar, le llamaban " cuatro ojos" y no " Appleman" ni nada por el estilo.


De todas formas tenía la fortuna de su lado, del lado izquierdo concretamente, pues era en aquel donde su sentido del oído no funcionaba, por lo que cuando alguno de sus compañeros, el que fuera, le hablaba con la crueldad más injusta del mundo, él sólo tenía que soportar la mitad del dolor, el que le entraba por el lado derecho.


No, tal vez no era tan afortunado. Pero al menos tenía un amigo un tanto sincero, de esos que duran una parte de la vida, que le contaba increíbles historias de juguetes que no existían sólo para divertirle. Uno que si le hacía daño, era sin ponerle una mano encima y con el mayor de los remordimientos alcanzables. Era el único ser humano que comprendía toda su soledad.


El muchacho era un niño todavía cuando otros ya empezaban a tumbar las paredes de la inocencia. Él era una mosca atrapada en el agua de un vaso, un insecto especial con tratamiento de bicho raro. Claro que tenía a su amigo, pero ni mucho menos nadaban juntos porque el otro conocía cómo volar con los demás.


En el vaso de agua, el mar transmitía una visión especial------------------------

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